La salud cognitiva es importante en cada una de las etapas del desarrollo de una persona. Ralentizar la aparición de alteraciones futuras de memoria, atención, percepción, coordinación y razonamiento, con ejercicios de estimulación cognitiva, previene la aparicióna edades avanzadas de lo que se conoce como Deterioro Cognitivo Leve (DCL); entendiendo este, como la pérdida de memoria u otra capacidad cognitiva en una etapa inicial. En este tipo de trastorno, también se da la presencia de cambios en el comportamiento.
Si continúa avanzando el DCL, se incrementa la presencia de algún tipo de demencia (pérdida o disminución de las funciones cerebrales, cuya característica principal, según cada caso, es la pérdida de la memoria); entre ellas el Alzheimer. Existen diferentes factores de riesgo que aumentan la probabilidad en la aparición de un DLC o una demencia: el envejecimiento de la población y las enfermedades propias asociadas con la edad, el nivel académico, el abuso de tecnologías, principalmente los smartphones, el padecimiento de COVID-19, entre otros. Para hablar de ellos y de acuerdo a proyecciones a nivel mundial de organismos internacionales e investigaciones, la tasa de natalidad de la población continúa disminuyendo a medida que avanza cada década, esto ocasiona que se dé un aumento en la expectativa de vida, siendo cada vez más las personas envejecidas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para los años 2030 y 2050 la población adulta mayor se duplica y con ello, la prevalencia de las enfermedades propias asociadas a la edad, Enfermedades Crónicas no Transmisibles (ECNT): hipertensión, diabetes, accidentes cerebrovasculares, entre otros, contribuyen en la presencia de alteraciones emocionales y cognitivas que son signos de alarma de la etapa inicial de DCL.
Estudios indican que a menor nivel académico, mayor el riesgo de padecer un DLC o algún tipo de demencia en la edad adulta. Las personas que estimulan constantemente sus capacidades mentales mediante la capacitación, la exigencia académica y laboral, la planeación y ejecución de proyectos, etc. mantienen en efecto protector y sus niveles adecuados de reserva cognitiva, por ende, una mejor prevención a edades adultas de un trastorno mental.
Otro factor de riesgo asociado al DC es el uso excesivo de dispositivos tecnológicos (teléfonos inteligentes). Según estudios y experimentos en diversos países, las personas que utilizan largas horas el celular en la utilización de herramientas digitales, reducen su capacidad de concentración, afectando directamente la condición mnémica de un individuo y presentan a largo plazo un alto riesgo de padecer demencia. Sin embargo, recomiendan que su uso controlado limitará o evitará una población más afectada.
Sumado a las diferentes enfermedades propias del envejecimiento, otros estudios revelan que la pandemia por COVID-19, conllevo a que se presentaran trastornos neurológicos y cognitivos, no solo el momento de padecer la enfermedad, sino que tiempo después del padecimiento continuaba la presencia de estados cognitivos alterados en la memoria, la concentración, en trastornos de atención y problemas de las funciones ejecutivas, así mismo, dificultades para dormir, depresión, ansiedad y estrés postraumático.
Como factores protectores en la aparición y prevalencia de trastornos cognitivos o la presencia de DCL, el rol que ocupa las redes de apoyo preventivas, entre ellas el cuidador, juega un papel fundamental, a la par, en que se va realizando los entrenamientos en estimulación cognitiva a la persona afectada. Aquellas personas que manifiestan signos más alterados se hace necesario el inicio propiamente de rehabilitación. Para este último caso, hacer un buen diagnóstico previo facilitará la remisión y acompañamiento de otros profesionales de la salud a tiempo y llevará un mejor proceso.
El rol que ocupa el cuidador en la atención de una persona que padece, DCL o demencia,en su gran mayoría mujeres, no solo es de asistencia y supervisión básica, sino que esto representa un vínculo emocional estrecho y pretenden mantener en la persona la mejor calidad de vida posible. A su vez, esto repercute en emociones tanto positivas como negativas, relacionadas con el tipo de enfermedad que padece la persona a cargo. Para el cuidador, a partir de su rol, se hace necesario implementar estrategias de afrontamiento, informarse claramente de la condición o enfermedad que atiende, buscar espacios de relajación, de descanso y realizar actividades que le permitan un manejo de sus emociones, a medida que avanza en el cuidado de su paciente. Por otra parte, si el cuidador no implementa estrategias de fortalecimiento y autocuidado, aumentará el riesgo de padecer estrés, inestabilidad emocional, tensión, miedo y preocupación, pérdida de autonomía e independencia t depresión.
La importancia que cobra la estimulación cognitiva -entendida como implementar estrategias y/o ejercicios que mejoren los procesos cerebrales- radica en el hecho de mantener en condiciones activas funciones como la memoria, la atención, la concentración, el lenguaje, coordinación y razonamiento y aumentar la reserva cognitiva. De la misma forma, la estimulación cognitiva busca el aumento de la independencia y autonomía, potenciar mejores vínculos y relaciones sociales, además de reducir los niveles de estrés que demanda la enfermedad, mejorando la calidad de vida. La implementación de programas de estimulación cognitiva para el adulto mayor, con actividades de entrevista, evaluación o diagnóstico, pronóstico y planes de intervención, potencializa la creación de redes de apoyo preventivas, atención de calidad, menores costos de atención dentro del sistema de salud, previniendo la aparición temprana de una demencia, como por ejemplo la de tipo Alzheimer.
Carlos Mauricio Vanegas.
Psicólogo